Témpera sobre cartulina, 50x35, 2011
Este tiempo agrio de esperas en el Hospital - mi padre lleva casi 2 semanas ingresado en Osuna- permite al menos recuperar algunos hábitos agradables al espíritu, como la lectura, costumbre ésta que casi no he podido ejercer por culpa de las ganas conque he cogido mi paternidad, hace 6 meses. Y apuntes del natural en las horas muertas y témperas en mis descansos en Ecija, como estos personajes de bares que muestro en la imagen. En cuanto lectura, he vuelto a disfrutar con la prosa de mi amigo Jose Manuel Benitez y su Vida Nueva y ahora estoy con Vargas Llosa y las historias de Paul Gaugin y su reivindicativa abuela Flora Tristán en El Paraiso en la otra esquina.
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