Compré este papel en Borden & Riley, una tienda de arte neoyorquina, porque me recordaba al agarbanzado y antiguo papel de estraza, de suaves matices tierras y marrones, primitivo y auténtico como ninguno, y que fué sustituido por el estraza gris, al que ya se hizo mi cuerpo y mi pulso, qué remedio. Como fondo me sigue resultando atractivo, pero añora uno, el salvajismo, la textura salvaje del antiguo papel , del que aún conservo unos pocos, que un inmenso respeto me impide manchar.
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