viernes, 13 de diciembre de 2019

Bodega Guzmán


Boli y rotulador, 2019
En plena judería de Córdoba, en la calle Judíos, está la bodega Guzmán, un lugar en el que recalé el pasado sábado 7, en compañía de muy buenos amigos y que me trae muy buenos recuerdos pues es un lugar en el que entré por primera vez con mi padre hace por lo menos 40 años, cuando le acompañaba en sus viajes  a Córdoba, a comprar juguetes en Cuervas, una larga tienda con dependientes de batas ocres, cerca de la Corredera, a Trujillo, mi tienda favorita, llena de libros y tebeos y donde mis ojos se desorbitaban y mi ánimo se entusiasmaba con el espectáculo de los papeles viejos. Y a Padilla, la distribuidora de revistas en la Avenida de Medina Azahara, a donde siempre iba a reclamar un envío defectuoso. Después he vuelto a ese lugar casi todas las veces que he viajado a Córdoba, querencia de un lugar que me llena de buenos recuerdos.

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