martes, 24 de diciembre de 2019

Bodegón marisquero

Témpera sobre cartón, 2019
Siempre en mi obra está la impronta del pintor nervioso, ansioso de acabar la obra, para empezar otra, o porque el nervioso tiene una musa loca que te empuja, te mete bulla cuando uno quiere disfrutar y al final nos aboca a disfrutar de lo que hacemos pero en plan rápido. Es mi sino, como los nervios vienen de fábrica, no me veo yo dedicándole horas y horas a un cuadro. Por otra parte me encantan las pinceladas rápidas, abocetar en 10 trazos, adiestrar al pulso al ritmo rápido de una mirada y ganarle tiempo al tiempo con la brevedad de una obra que es puro impulso y de la que me llena su resultado. A esta obra se le une el problema de que lo que pintas es un manjar al que estás deseando de hincarle el diente, tanto a lo líquido como a lo sólido, son bocados a disfrutar, que hacen que tu pulso, tus nervios y tu pincelada sean aún más rápidas que de costumbre. Total, que he disfrutado de los langostinos, gambas, mejillones, cigalas y patas y del magnífico oloroso viejo de Jerez tanto como en el ratillo de dibujarlos.
¡ FELIZ NOCHEBUENA!

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