Acrílico sobre tabla, 75x21, 1999
Este año no he podido estar en Benaocaz el 3 de Febrero, para disfrutar viendo el paseo entusiasta y jubiloso que San Blas hace por sus estrechas calles. Desde que lo ví por primera vez hace 10 años, me prometí que haría todo lo posible para no perderme esta festividad y desde entonces sólo 2 años he dejado de asistir. San Blas, para mí, ya no es el patrón que cura los males de garganta, es el patrón de la alegría más pura y dura, una imagen de apariencia seria que nada más salir de su capilla se transforma en puro jolgorio y algarabía con unos movimientos desencajados y exagerados , un baile desenfrenado al ritmo que marca la música de la charanga Los sones y que hace que casi todo el pueblo y sus visitantes se entusiasmen, disfruten, bailen, rian y se diviertan detrás de la figurilla del obispo bailarín.
Llegué al pueblo al día siguiente y todavía quedaban algunos coletazos de la fiesta ya que la charanga recorría las calles del pueblo, versionando temas de Camilo sexto y el escándalo de Raphael, con motivo de unas jornadas sobre el cabrito y el borrego ecológico que se celebraba el fin de semana. No ví a mi querido santo, pero sí sentí que su espiritu y su esencia flotaban aún por el aire benocaceño.
Cuando vivía en Ruzafa, un barrio de Valencia,en la parroquia repartían galletitas el día de San Blas.Comiéndolas se protege, a los niños, de infecciones de garganta. En Bocairente, el pueblo de mi marido, coinciden las fiestas de Moros y Cristianos con la festividad de este Santo que es el patrón del pueblo.
ResponderEliminarNo sabía que San Blas fuera bailarín. Tienen que ser muy divertidas esas celebraciones de Benaocaz. Un saludo.
Y en la Puerta de Segura, municipio jienense a donde estuve a punto de recalar con destino definitivo, lo tienen por patrón y lo celebran entre tracas y petardos. Quizás porque Valencia queda más cerca de la cuenta.
ResponderEliminarSaludos Maite.