Oleo sobre tabla, 40x30, 2011
Vuelve uno al Óleo tras una larga temporada sin tocar la técnica y, tras el intenso olor, las vivezas y potencias de los colores, las pinceladas tan fáciles de trazar, el placer de sentir la pasta densa y sutíl corriendo por la madera, siente uno haber traicionado a su técnica favorita por otra que quizás sólo tenga la ventaja de un secado rápido. Así que es posible que arrincone los acrílicos una temporaita y vuelva a envenenarme de esos mágicos olores de aceites y aguarrás que ya quedaban tan lejanos.
El olor a aguarrás engancha. ¿En qué estará pensando esta mujer?. Me gusta.
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