Témpera sobre papel, 30x23, 2012
Pudiera recordar a Manuel Moneo, con el que me cruzo muchas mañanas en el Volapié, pero no, mi intención sigue siendo la de plasmar gestos anónimos de personajes anónimos. Con este cantaor desgarrao, de pena ancha y rostro dolorío, vuelvo por derecho a unos de mis temas flamencos favoritos, el de los rostros cantaores, primeros planos totalmente inventados de cantaores anónimos e imáginados donde procuro que la expresión esté por encima de todo. Son rostros para Siguiriya, Soleá o Martinete, cantes de pena y dolor y también rostros al que cada uno le puede dar el nombre que quiera, vete a saber si el Planeta, el mítico cantaor gaditano, tenía un rostro parecido a este.
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