Acuarela y rotulador, 2018
Hace ya casi 2 años que el agua fluye entre el mármol travertino de la Fontana Di Trevi, la espectacular obra de Nicola Salvi, tras la restauración financiada por la casa de moda Fendi, en esa fiebre de sponsores ricos, entregados a la edificante y altruista empresa de limpiar y salvaguardar los principales monumentos romanos, como hiciera el zapatero Della Valle con el Coliseo o el joyero Bulgari limpiando la escalinata de la Piazza de España a base de talonario. Volví al mágico escenario del baño de la rubia Anita, 16 años después de tirar aquella moneda, que por lo visto ha hecho cumplir mi deseo, y volví a mezclarme entre la multitud de turistas que tiraban fotos como histéricos, pero eso sí, con el mío quaderno y los mío pinceles deseando plasmar la Fontana, con más fuerza que la mía cámara.
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