lunes, 29 de julio de 2019

Zurich



Acuarela y rotulador, 2019
La última escala del viaje por Centroeuropa era Zúrich, la carísima y ruidosa ciudad suiza, ruidosa a cuenta de las innumerables obras que llenaban de grúas su perfil monumental y carísima porque en muchos casos los precios de cualquier plato triplicaban los precios de algo parecido aquí. Por allí paseamos, vimos y disfrutamos su jardín botánico y entramos en alguna que otra iglesia, donde me sorprendió una, que ofrecía a sus feligreses café y magdalenas, entre otras viandas, algo que se debería extrapolar a estos lares si se quiere recuperar o ganar fieles y parroquianos. Eso sí, aquí se deberían dar caldos y manjares de la tierra; Fino, chacinita y queso devolvería a los templos, tiempos de esplendor.    

1 comentario:

  1. que lindo eso de dibujar en el balcón... y si, al parecer por su economía debe ser muy costoso todo ahí...

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