Aguada y témpera sobre papel de estraza, 2019
Esa voz dulce me cautivó desde la primera vez que la escuché, puede que haga 15 años de ello, y desde entonces su música se hizo compañera de viajes, de paisajes, pues estuve mucho tiempo escuchándola desde mi balcón benocaceño y de momentos como alguna comida en Las Cumbres, donde llevé su música y fue un descubrimiento para muchos.
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