martes, 19 de enero de 2010

Arroyo de enero


Acrílico sobre tabla, 52x41, 2010

Primera salida campestre del año después de tanta lluvia, con botas de agua y los avíos de pintar al hombro. Por la Calzada romana, entre Ubrique y Benaocaz, me acomodo sobre una piedra en medio de un arroyo que luce su modesta pero imponente cascada frente a mí. Al principio todo es idílico, sólo se escucha el canto de los pájaros y el fuerte rugido de la cascada pero a medida que pasa el tiempo el sonido del agua se hace demasiado cansino, hasta duele la cabeza y la humedad se va colando por los huesos, de forma que no aguanto más de una hora y decido buscar unos esparragos para completar la jornada.

3 comentarios:

  1. Muy logrado, Manolo. Los que estamos enamorados de estos rincones los reconocemos en cuadros como éste. Un abrazo.

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  2. Tenía ya unas ganas tremendas de sentarme frente a un arroyo y ponerme a pintar con los sentidos perdidos y disfrutando del momento, pero a veces las circunstancias te desbordan.Y te entran las prisas y el resultado quizás ya no se el que esperabas, aunque al final miro y remiro y me gusta. Lo próximo, Pajaruco que espero que siga cargado.
    Un abrazo.

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