Acrílico sobre cartón, 75x50, 1992
Pinté este cartel unas horas antes de que acabara el plazo del concurso, sin bocetos ni la parafernalia típica que antecede a la creación de un cartel: búsqueda de ideas, apuntes, esbozos, documentación, criterios de color, nada de eso, me puse frente a un espacio negro, vacío de formas y dibujé espontáneamente, creando sin la presión del tiempo y el resultado final, sin preocuparme de letras ni más historias y al cabo de los años lo miro y me agrada, quizás porque en lo espontáneo y casual pueda haber más verdad y frescura que en lo concienzudamente estudiado y creado. Por lo visto no tenía opciones de ganar por no incluir ningún motivo ubriqueño como el San Antonio o la Patacabra.
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