Oleo sobre tabla, 100x67, 1991
Sigo rescatando de su apilado olvido algunas de las obras que pinté en Algodonales por la primavera del 91. Muchas de ellas están inacabadas y parece como un sacrilegio intentar acabar ahora, casi 20 años después, lo que por algún motivo decidí dejar inconcluso. En el caso de este banderillero recuerdo que no me atreví a meter más color y más lineas para dejar fusionadas en úna ambas figuras, la del toro y el torero, buscando una única silueta, casi un animal mitológico casual, una suerte de extraño minotauro.
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