Oleo sobre tabla, 60x53, 1995
Este cuadro pertenece a un viejo amigo con el que perdimos el contacto, Clemente, dueño también de una tríptico de bares y lectores que pronto mostraré. Lo del perro debajo de la mesa recuerda a un viejo y entrañable tertuliano del pelos tiesos en mi Ecija de los 80 y los arcos del fondo sitúan la escena en mi canterería o un espacio parecido.
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