Acuarela y rotulador, 19x14, 2010
Una de las visitas obligadas del viaje chino era la gran muralla. A menos de una hora de Pekín, rodeado de altas montañas, visitamos una pequeñísima parte de este monumento barrera, muy famoso por su longitud y por ser una de las últimas maravillas del mundo. Pero por encima de estar visitando un lugar especialmente famoso y no muy único ( el mundo está lleno de murallas, por desgracia), el sentimiento que tenía en aquel momento era el de que un elemento estorbaba exageradamente en el entorno. Había sentido lo mismo en mi primer viaje a Fez cuando me sumergí de repente en un viaje a la Edad Media, por callejuelas llenas de olores, luces y rincones inigualables pero con el mismo estorbo de este último viaje a la Gran Muralla: una numerosísima legión de turistas rompiendo magias y encantos.
La masificación desluce mucho los lugares,por muy bellos que sean.
ResponderEliminarAcostumbrada a verla en los grandes documentales, esta cercanísima muralla china rodeada de verde espesura me llena de emoción. Gracias por dejarnos compartir contigo esta magnífica experiencia. Besos para ti y para las preciosas durmientes de más abajo.
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