Témpera sobre cartón, 42x30, 2012
Acabo la lectura de los Cuadernos de Don Rigoberto, novela de Vargas Llosa que me ha devuelto la apasionante figura del pintor austriaco Egon Schielle, cuya obra descubrí a finales de los 80, en una exposición de dibujos en facsimil, mostrada en una Bodega jerezana de la calle Medina. Después se convertíó en uno de mis pintores favoritos por su trazo impresionante, ágil y expresivo, por los picados en los que dibujaba a sus modelos y por las posturas forzadas y espectaculares de ellas. Un placer haber recordado de nuevo su vida y su obra a través de las palabras de Vargas Llosa.
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