Acrílico sobre cartón, 65x46, 2004
En los días de invierno que llevamos ha llovido por estas sierras mucho más que en todo el otoño. Más de 400 litros en apenas 4 días es una exageración y si además las aguas vienen acompañadas de un viento terrible la cosa se pone mucho peor. Salí de un Jerez anegado y llego a un Benaocaz con arroyos desbordados y salvajes que han invadido bares e inundado también los ánimos pues ya son muchos los días encerrado sin poder salir, así que mucha chimenea y mucha película.
Lo bueno es que cuando afloje el temporal los que gustamos de pintar arroyos al natural, disfrutando del murmullo de sus cascadas, tendremos alguna oportunidad de plasmarlos, como en este acrílico de hace 5 años, pintado sentado sobre una piedra en medio de un arroyo por La Calzada.
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