( Témpera sobre cartulina, 70x50, 1989)
Este cuadro pertenece a una de mis etapas más fructífera y expresionista, por aquella época tenía una tremenda fiebre creadora, pintaba decenas de dibujos diarios sobre mi mesa plegable en mi cuarto ecijano y uno no puede más que echar de menos aquellas rachas que ya no abundan apenas y que parecen que la edad van templando.
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