( Acuarela y tinta, 70x50, 1988)
Este cuadro formó parte de mi exposición en La Carbonería de Sevilla de Mayo de 1989 y allí sigue encima de la barra vieja, al lado de la chimenea de columnas salomónicas. Más de una vez pensé en recogerlo pero ése, sin duda, es su sitio, pertenece a ese lugar después de veinte años y sería un sacrilegio quitarlo de ese lugar tan flamenco para apilarlo con otras viejas obras.
Hoy después del paseo matutino por Cortadura, intento de visitar la plaza de abastos de la isla y al final intento frustrado a cuenta de las obras que tienen levantada la calle real entera, así que callejeo por el San Fernando profundo hasta que casualmente dimos con la mítica Venta Vargas, que puede que llevara más de quince años sin visitar. Por sus visitantes veo que forma parte de la ruta camaroniana y parece, a veces, más un templo del cantaor que un lugar donde degustar las exquisitas viandas de la bahía.
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