Acuarela y rotulador, 18x14, 2010
Desde la planta 15 del Hotel Hilton de Chongqing la vista de la ciudad era impresionante, un contraste tremendo de rascacielos ricos y pobres, una neblina eterna difuminando siluetas de edificios y creando una profundidad abstracta. Un viejo estadio de futbol semi derruido y un parque donde la vegetación se mezclaba con estos tejados verdes muy orientales, dominaban el primer plano de la vista. Y en el parque, desde nuestra ventana, desde muy temprano veíamos el fluir diario de viandantes, el trasiego de autobuses, ancianos practicando su Tai-chi mañanero, los transportadores de mercancías con su largo palo sobre los hombros, la curiosa comisaría de policía al aire libre, los jugadores de cartas callejeros, siempre en cuclillas, y a la caida de la tarde la coreografía coral que se marcaban un muy nutrido grupo de señoras.