fondonegro: agosto 2015

domingo, 30 de agosto de 2015

Dibujando Ronda

Acuarela, 2015
Victor y Pepe, 2 compañeros de Sketcher, dibujan el Palacio del rey moro en Ronda, mientras una pareja se hace un selfie con el mismo fondo, todo, el pasado lunes en Ronda.

sábado, 29 de agosto de 2015

Acuarela y rotulador, 2015.
Esta es la segunda vez que dibujo el palacio del rey moro de Ronda, ésta vez desde la pilastra del Torero, restaurante del que pongo su sello abajo, costumbre muy común entre los sketcher y que uso por primera vez.

viernes, 28 de agosto de 2015

Poniente

Témpera sobre cartón, 27x18, 2015
Interpreto a color el dibujillo que el pasado domingo le hice a Mario, hijo de mi amiga Pili, mientras se secaba con la toalla, en un día de fuerte poniente en la Playa de Montijo, con el coto de Doñana de fondo.

jueves, 27 de agosto de 2015

Ronda

Acuarela. 2015
Una de las acuarelas que pude dibujar el pasado lunes en Ronda, en una quedada con amigos dibujantes, después de dibujar en Acinipo, Ronda la vieja.

Acinipo

Acuarela y rotulador, 2015.
Dibujo del natural de las ruinas romana de Acinipo, o Ronda la Vieja, un paraje lleno de encanto, al que tuvimos el placer de dibujar en un día especial de verano, nublado y con fresco, a mil metros de altura y con el vuelo cercano de buitres y parapentes sobre nuestras nucas, recordándonos el espectacular tajo que teníamos a nuestras espaldas.

viernes, 21 de agosto de 2015

Bañista dormida

Témpera sobre cartón, 26 x 19, 2015.
Hacía tiempo que no versionaba en color uno de mis dibujos playero del natural. Así que hoy me he animado y ahí va esta bañista de esta misma tarde, inspirada en este dibujillo.http://dibujillosmorgadogmailcom.blogspot.com.es/2015/08/banista-durmiente.html

martes, 18 de agosto de 2015

Maternidad lila

Témpera sobre cartón, 37x27, 2015

domingo, 16 de agosto de 2015

Violeta en Gaucín

Tinta y Acuarela, 2015.
Apunte de Violeta junto a una fuente de la Calle de los Bancos en Gaucín, mientras esperábamos el almuerzo en el bar Paco Pepe, en una ruta del pasado Viernes que nos llevó de Torremolinos a Casares, Gaucín, Manilva y Marbella.

domingo, 9 de agosto de 2015

Baile 2

Témpera sobre cartón, 38x26, 2015.

sábado, 8 de agosto de 2015

Baile

Tinta Parker y rotulador, 2015.
Baños, masajes, relax y muy buena compañía ha sido la tónica general en los días que hemos pasado en un Balneario de Canena en la provincia de Jaén. El apuntito es de la noche del miércoles, en el baile, donde unos abuelos bailan pasodoble cantado por el hombre orquesta, también masajista del lugar.

domingo, 2 de agosto de 2015

Maestro y cuadrilla

Témpera sobre cartón, 30x21, 2015.

sábado, 1 de agosto de 2015

Balcón de Benaocaz

Acuarela, 2015.
De nuevo, vuelvo a pintar la vista serrana desde mi balcón, ésta pintada en la mañana del pasado Jueves.

Manolo Morgado

Por lo que pinta, uno deduce que Manolo Morgado es buena persona: hay que serlo para poner nobleza, dignidad y propiedad en todas y cada una de las figuras que pueblan su abigarrado mundo. Cabría esperarlas en sus toreros y cantaores: la tradición quiere que veamos en ellos ciertas virtudes arquetípicas de la raza. Pero esa especie de austeridad sufrida, reconcentrada, que Morgado pone en toreros y flamencos, la encontramos también en los personajes que toma de la calle o sorprende en la intimidad de sus casas o en el ambiente semiprivado de un bar. Es un mundo doliente, ma non troppo. Un mundo de hombres y mujeres, dentro de lo que cabe, resignadamente felices. Felicidad abierta, descarada, irreflexiva, sólo encuentro en el viajero que corre con su maleta por un andén, al llamado de ese “viajeros al tren” que ya no se oye en las estaciones, pero que seguimos oyendo en nuestra memoria sentimental cada vez que queremos equiparar cualquiera de nuestros viajes rutinarios con el arquetipo del Viaje, la incursión en lo desconocido, la promesa de una vida nueva. Pero los personajes de Morgado, en general, desconfían de esos transportes caprichosos de la imaginación. Saben que el tiempo es espeso como la pasta de la que están hechos, y lo ven correr mientras apuran su copa (en el bar o en casa) o se confunden con la multitud. Hay en todos ellos, incluso en los bajitos y feos, un prurito de estirarse, de sacar pecho y dignidad, de llevar con elegancia sus chaquetas y sombreros o, en el caso de las mujeres, de acomodar sus cuerpos en la atmósfera con la seguridad de quienes se saben vestidas por la luz y el aire y por la mirada ajena. Porque Manolo Morgado es, sobre todo, un mirón, un voyeur. Los mirones ven más que los demás, atisban abismos de intimidad secreta en el pliegue de una falda o en el hueco de un escote, y hacen acopio de esas imágenes arrancadas al azar con no se sabe qué intenciones. La grandeza le llega al voyeur cuando aprende a dirigir esa mirada indiscreta más allá de los pliegues de la ropa o de los mundos privados de las personas que les atraen, y la proyectan sobre la humanidad entera, para descubrir en ella gestos, posturas y abandonos que a los demás nos pasan desapercibidos. Y bien está que así sea, porque sería demasiado oneroso captar la terrible, avasalladora individualidad de todos y cada uno de los seres que se cruzan con nosotros. Ese cometido lo confiamos a la sabiduría, y a la bondad, y al buen oficio, de hombres como Manolo Morgado.

JOSÉ MANUEL BENÍTEZ ARIZA

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