martes, 19 de julio de 2011

Arizona Charlie's



Interior Bar, Acrílico sobre tabla, 80x60, 2001



Hay lugares con los que uno muestra una querencia especial, lugares en los que uno suele encontrarse muy a gusto por su sabor añejo, el encanto de sus parroquianos o la historia que despiden sus paredes. Es el caso del Manteca en Cádiz, El pasaje en Jerez, La Venencia en Madrid o mi añorado El talega en Ecija. Aquí en Las Vegas ese lugar lo ocupa El Arizona Charlie's, viejo casino alejado de la ruta principal, La Strip, y que con su estética de viejos mineros, buscadores de oro, con sus fetiches del lejano Oeste, su peculiar fauna de jugadores y por el hecho de haber sido nuestro primer casino pisado en nuestro primer viaje vegano, por las navidades del 97, posee un encanto especial que siempre nos hace volver.

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