Este cuadro, pintado en el estudio de Martel, mora y vive desde entonces, por los rincones de ese espacio creativo, llegando a servir de elemento en algún fondo de alguna obra del pintor titular del estudio. Este personaje, que más que leer, parece sostener en sus brazos un bebé, tiene a sus pies y aún sin recortar una voluptuosa dama tumbada de las que soy muy dado a representar y que en otra ocasión mostraremos.
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