Aguada y acuarela, 34x23, 2016.
Mi primera exposición, allá por el 83, fue en un bar de mi pueblo, El Makoki, en la calle Mayor de Écija, un entrañable antro del cual uno recuerda montones de anécdotas noctámbulas y curiosas. Después he vuelto a repetir muestras en bares de Écija, Sevilla, Camas, El Puerto, Ubrique y Jerez y hasta en Las Vegas americanas, que no las de Benaocaz. Después de un largo periodo sin exponer una individual, vuelvo a mostrar mi obra en un Bar, que es un espacio muy particular: El Pelos Tiesos, un lugar que frecuento desde hace 35 años y que siempre fue un lugar de encuentro entre mis amigos del pueblo junto a los añorados Pelones y el Talega. Tienen los bares y sus paredes una gracia y un sentido diferente a las frias paredes de las salas de exposiciones, entre el parroquiano de a diario y los cuadros de la pared se establece una relación muy especial, hay diálogos silenciosos e historias sugeridas, las imágenes rompen monotonías y hasta sirven de excusa para la conversación. Tengo una querencia especial a exponer en bares y si forman parte de mi historia como este Pelos en el que expongo hasta el 19 de Mayo, pues mucho mejor. Por cierto, con este dibujo he querido homenajear a mi añorado Amador, para mí, el tabernero por excelencia.
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