Acrílico y óleo sobre tabla, 90x60 aprox., 2004
15 días después de que falleciera tras un desgraciado accidente de coche, exponía esta obra de homenaje a mi viejo amigo y paisano Antonio Pérez, en la sala Paúl de Jerez de la Frontera, el único lugar donde pude colgarla. Después se la regalé a su familia y se perdió en el limbo sin memoria a donde van a parar las obras regaladas igual que esta foto, que ha querido aparecer hoy tras permanecer perdida en un archivo equivocado durante los últimos doce años. Por aquella época era yo muy amigo de recortar ( sangrar) las maderas, intentando acercarme a una técnica de grabado en relieve a la que siempre le he tenido querencia.
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