Témpera sobre cartón, 2022
Hacía más de un mes que no paseaba por mi querida sierra gaditana y ayer por la mañana, por fín, volví a sentir las mil sensaciones que transmiten sus espectaculares paisajes, recorriendo los sinuosos caminos que comienzan por el barrio nazarí, continuan por la Fuente del Tejar y me llevan hasta la abandonada casa Fardela, en un territorio de vacas retintas, donde a veces se deja ver algún venado. Por la tarde, ya acompañado por dos amigos, recorrí la orilla del arroyo Campobuche, cerca de Grazalema, entre el canto de los abejarucos y las ranas y viendo correr, cerca de la orilla a tres pequeños jabatos.
Y esta mañana, bien temprano, paseo hasta el Salto del Cabrero, pasando por el puente del Pajaruco y reencontrándome con un paisaje abrupto y solitario que no recorría desde el pasado verano.
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