martes, 8 de junio de 2010

Cante de taberna


Témpera sobre cartón, 42x30, 2008


Cómo tendrían que ser aquellos tiempos en los que en las tabernas se prohibía el cante, la de gente que se arrancarían al calorcillo de las copas, fueran bueno o malos, tuvieran o no tuvieran voz. Lo cierto es que cada vez se ve menos y se echa de menos pues tabancos y tabernas son espacio natural para el flamenco. Hoy pasando por San Miguel, me estremeció un grito ronco que salía de una taberna, una voz anónima en un espectáculo corto y espontáneo que me llenó más , mucho más que cualquier evento programado en teatro y escenario.

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