Aguada y témpera sobre papel, 30x21, 2011
Casi siempre aprovechamos la Semana Santa para viajar, el año pasado París y otros, Marruecos. Este, con la niña pequeña, nos quedamos por nuestro entorno, entre un fuerte levante y los olores a incienso, el de azahar ya se fué por ser tan tardía la santa semana. Este domingo de Ramos, soleado y venteado, paseamos por Jerez, un Jerez colorista y abarrotado de familias que sólo llenan el olvidado centro en ocasiones como ésta, para ver desfilar nazarenos y pasos, que cada año repiten la misma rutina. Tomando una cervecita en la terraza de la antigua cruz blanca, en la plaza de la hierba, aparece la figura añeja del hermano del Salmonete, cantaor pedigueño, que espera que la terraza se llene para arrancarse. Tomo este apunte con el primer plano de mi Violeta tocando el tambor. Al acabar, El Salmonete chico pasa la mano por entre las mesas, con la cantinela, también añeja, de: " por favor, una bondad pa un cantaor, muchas gracias".
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