Aguada y rotulador, 2017.
Hacía más de 20 años que no iba a la estación de tren de Osuna y al llegar, para recoger a mi hermano tras casi 2 años sin verlo, parecía una estación fantasma, muy solitaria y con la hierba creciendo salvaje entre las vías. Me entraron las dudas y cuando salía a preguntar comenzaron a llegar algunos viajeros con sus paraguas y sus móviles. Una megafonía anunció que el tren que venía de Bobadilla venía con demora por lo que saqué mi cuaderno y pude hacer este dibujillo. Me gustó dibujarla y también volver a un lugar que en los veranos de los ochenta nos servía a los ecijanos para conectarnos con la costa malagueña y era el punto de conexión para mis viajes a Granada.
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