Témpera sobre cartulina, 2018
Me encanta, de vez en cuando, inventar un rostro, directamente sobre el cartón, la madera o el papel, sacar gestos de la oscuridad, semblantes tristes, personajes que difícilmente sonríen, pinceladas que definen un dolor o una memoria resignada. A veces gritan, otras cantan una pena, otras callan. No sé cuantos de estos personajes sin nombre pueblan las páginas de este blog, nueve años han dado para muchos, pero sí sé que todos tienen algo de mí, en mayor o menor medida, de mi historia, de mis penas y recuerdos, de mi pasado , mis miedos y mi memoria y que de algún modo sirven para exorcizar los demonios que nos llevan y de terapia que se lleva los fantasmas que nos atormentan.
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