Témpera sobre cartón, 2020
Vuelve uno de vez en cuando a representar ese oficio tan ancestral y mítico como el de pescaero, ese personaje que se enfrenta a diario con los súbditos muertos de Neptuno, algunos que otros vivos, y les saca las tripas y sus crías y te lo sirve listo para cocinar. Soy incondicional de ellos y de ellas, pues hay más pescaeras en el gremio que varones, en Jeré puede que no, pero en el resto de las plazas, sí; yo siempre tengo una que me descuartiza las merluzas y salmones al gusto y me proporciona ese mágico material y alimento marino al que tanta querencia tenemos los que nacimos y nos criamos tierra adentro.
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