Aguada sobre papel de estraza, 40x30, 1998
De esta forma me imaginé a Matías Uvero, el protagonista del genial relato de Fernando Quiñones, Muerte de un semidios, incluido en su 5 historias del vino. Hace tiempo que no lo releo, pero recuerdo que la bodega jerezana descrita en el relato me evocaba la de Gonzalez Byas.
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