No pasaba por este puente mítico desde Enero del 98, cuando pasamos 4 días y tres noches callejeando por San Francisco, la ciudad más europea de las Américas. Entonces viajamos en avión desde Las Vegas y nos quedamos en un céntrico, decadente y decimonónico hotel al que volvíamos a las cinco de la tarde, para degustar el vino californiano con queso que ofrecían todos los días a sus clientes. Ahora hemos viajado por carretera, también desde las Vegas, y nos hemos alojado en una casa de las afueras, con vistas al Pacífico. De nuevo me ha encantado la ciudad, su peculiar arquitectura de casas victorianas conviviendo con los rascacielos, sus empinadas cuestas, el encanto de sus tranvías, su Chinatown, su gastronomía y los leones marinos de Pier 39. Pasamos 4 veces por el puente, 2 con el autobús turístico con el que recorrimos la ciudad y las otras 2 con nuestro Chevrolet alquilado de 15 plazas. Desde el techo del autobús pasamos un frio impresionate, azotado por los vientos del Pacífico, que me recordó la cita de Mark Twain " El invierno más frio que he pasado fue un verano en San Francisco". Ya resguardado del frio viento, pude hacer este dibujillo del natural.
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