Rotuladores, 2021
Existen hasta tratados, algunos incunables, que versan sobre los métodos de destrucción de estos desagradables e incómodos animalillos de vuelo zumbón.
Hay muchas variedades de este repelente insecto desde el clásico de atrás de la oreja con su mosqueo desconfiado hasta la jartible mosca cojonera, con una insistencia a prueba de bombas.
Aquí vemos a nuestro protagonista utilizando el método más tradicional y ecológico : las palmas de sus manos, usando un reclamo inequívocamente eficaz, el clásico mojón de tó la vida, preferible a otros métodos como los aerosoles de spray que se cargan la capa de ozono o el vulgar matamoscas de plástico, material éste muy poco respetuoso con el medio ambiente.
Lo más triste del oficio está precisamente en ese clásico reclamo de la imagen, pues es muy complicado que el cazador de moscas consiga su objetivo sin pringarse de mierda. Oficio Triste y que requiere mucha habilidad.
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