Témpera sobre cartulina, 50x35, 1994
Este tristemente desaparecido tabanco portuense fue escenario de muy buenas tertulias sobre toros, flamenco y carnaval, en la fructífera época de mi estudio en la aledaña calle Conejitos. Lugar de soberanas soleras, suelo de albero, entrañable y afable tabernero, de penumbras y luces entre barriles, y una fiel clientela que imagino desolada y un tanto huérfana tras su repentino cierre hace más de 15 años.
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